“El tamaño de nuestra firma no importa, es indiferente que seamos un despacho grande, mediano o pequeño; o que seamos un profesional individual.”
Sara Molina señala que el nuevo Abogado 3.0, tiene la capacidad de ser más rentable y eficiente en su trabajo, que en el momento que existen cambios, no cree que son para mal, sino nuevas oportunidades para crecer, para generar sinergias con otros profesionales, para mejorar su capacidad de gestión en su trabajo y esforzarse en alcanzar sus metas a corto, medio y largo plazo.
Este nuevo modelo de ser de un abogado, le exige una implantación de un verdadero proceso de gestión adaptado al tamaño de su firma, no eliminando procesos, sino adaptando los mismos a las necesidades reales de los profesionales que la componen, y al perfil del cliente al que nos dirigimos. Sería un verdadero proceso de Management Jurídico. Este proceso también exige que se muestre hacia el exterior lo que sucede en el despacho, nuestros valores y nuestro trabajo.
La autora señala que es difícil entender la importancia de un proceso de gestión, ya que las profesionales del derecho podemos pensar que puede ser una pérdida importante de tiempo en nuestra organización y planificación, mismo que debería ser ocupado en la actividad del litigio, sin embargo, esto no es así, ya que lo estamos invirtiendo es una verdadera “estrategia empresarial”.
Si somos una estructura nueva y pequeña, podemos adaptarnos a las necesidades del cliente sin elevar el costo del servicio. Lo importante es conocer quién es el cliente, a quien nos dirigimos y cual nuestra área de actuación, marcando nuestra estructura empresarial, ya que el Abogado 3.0 entiende su firma como cualquier empresa de servicios.
La creadora de Marketingnize, nos recomienda que nuestro proceso de Management en un despacho de Abogados tiene la necesidad de:
Un Análisis DAFO que permita elaborar una estrategia bien definida hacía donde encaminar nuestros pasos.
La elaboración de un sistema de gestión que permita un adecuado control de tiempos de atención directa el cliente, estudio del expediente, y desplazamientos.
Documentos de control interno en los que queden reflejadas todas las actuaciones del proyecto/expediente, personas necesarias, factores que pueden incidir en su desarrollo, plazos de ejecución y estimación horaria.
La Digitalización de toda la documentación de trabajo, utilizando en este caso las nuevas tecnologías en beneficio propio. Se optimiza nuestro tiempo.
Dejar a un lado el individualismo propio de nuestra profesión, siendo capaces de generar sinergias con otros profesionales, siempre en beneficio del cliente y permitiéndonos un aprendizaje mutuo.
La elaboración de un verdadero plan de negocio, incluida la viabilidad del mismo, así como revisión periódica de éste, y de nuestro presupuesto de tesorería.
- La especialización. Ser capaz de encontrar ese nicho de mercado que te permita ser diferente. Estar en el lugar adecuado en el momento adecuado. En definitiva, ser eficaz y eficiente.
“Y, ahora el tamaño sí importa, para adaptar este proceso a la estructura y perfil del cliente al que nos dirigimos. Porque el Abogado, de quien los conocimientos jurídicos se presumen, ha superado ya la fase de crear una página web, tener perfil en las redes sociales y prestar servicios online. El Abogado 3.0 gestiona su despacho como una verdadera empresa de servicios.”
